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ÍNDICE

ÍNDICE Nota preliminar Días 1 y 2     Limpieza de los intestinos: agua con sal Día 3     ¡Cambio de tiempo Día 4     La abuela y el conejo Día 5 Día 6 Día 7     Encuentro con un sadhu     Amma por un día Día 8 Día 9     Las pirámides de Teotihuacán     La selva mazateca     Ceremonia con los honguitos     La experiencia extrasensorial     De regreso: salta el detector del aeropuerto     La casa de campo     Los deseos por cumplir Día 10 Día 11 Día 12     La casa y la vida espiritual     La separación     La transición     La voz interior     Salida y obertura     Nuevos amigos Día 13     Desvincular lazos kármicos     De regreso a la India     Parada en Egipto: 40 días y 40 noches     El mensaje de la voz interior: viajar sin      dinero al monte Sinaí (monte de Moisés)     ¡Llegué a la cima!     Rescate en el monte de Moisés     Vuelo cancelado al Himalaya     La enfermedad de mi abuela Día 14     La fam

Agradecimientos

Doy gracias a todos los Seres que han hecho posible que este diario llegue a la Luz.

NOTA PRELIMINAR

Este diario pretende ser un instrumento, un soporte más en la búsqueda de tu voz interior, cómo yo la he encontrado. Aquí cuento mi experiencia de ayunar y meditar durante veintiocho días. También narro relatos de mi vida espiritual que han ido surgiendo al intentar explicar todo el proceso por el que he pasado hasta llegar a este momento. En este libro también he incluido prácticas de Hatha Yoga , concentración y meditación, la limpieza intestinal y muchas más sorpresas que irás encontrando por el camino. Los relatos aquí contados son todos ciertos, pero también puedes leerlos como fábulas. Tú eliges. No te fijes en el mensajero, sino en el mensaje. Me explico: en estos relatos no quiero dar a conocer a la persona, sino las prácticas que me han llevado al autoconocimiento y al desapego. Debo decir que el ayuno que aquí explico no es total. Hay personas que consideran un ayuno cuando se está sin comer ni beber, otras que lo consideran sólo cuando se bebe a

DÍAS 1 Y 2

¿Cómo no he caído antes? Desde que decidí ir al retiro hasta hoy he estado muy activo, más de lo normal. Este comienzo de mes ha estado lleno de novedades y me he dado cuenta de que requería un esfuerzo extra por mi parte. Hace más o menos unos diez días empecé una iniciativa para formar células en todas las ciudades que apoyasen la Revolución Silenciosa. Se llama “guiar el cambio”. Mi proyecto de vida: trabajar para unirnos todos en un solo pensamiento, el de respeto a toda forma de vida, al libre albedrío sin poner la zancadilla al otro, a la libertad de elección. Estamos en un planeta donde eso es posible: vivir con armonía. Pero, como en todo, aparecen los claroscuros de la convivencia. Unos son pasivos y se dejan influenciar por la simple pereza de no pensar, y otros se aprovechan de esa situación. Pero hay un tercer tipo de personas capaces de elegir su destino y que no quieren que se aprovechen de ellos –al menos, inconscientemente–, y esos son con los que tenemos que unirnos

DÍA 3

¡CAMBIO DE TIEMPO! Ayer fue un día precioso de primavera: temperatura ideal, el calor del sol, el canto de los pájaros… Pero se torció la cosa. Cuando llevaba unas horas de práctica, empecé a tener frío y los escalofríos recorrieron mi espalda. Revisé qué es lo que estaba ocurriendo y a qué se debían los escalofríos. Observé la temperatura de mi cuerpo y la exterior. Cuando empecé la práctica de meditación, la temperatura exterior era más alta; por lo que no me tapé con la manta. Sin embargo, después bajó y como cuando estás meditando la temperatura corporal tiende a bajar, si encima la exterior también baja… Pues eso, a taparse. Me puse un jersey y unos calcetines, me tapé con la manta y listo. Debo decir que en aquella casa de campo no había calefacción y tenía que evitar pasar frío. Una vez calentito, empecé a concentrarme de nuevo. Esta vez, contaría hasta mil cada una de las inspiraciones y observaría la cadencia respiratoria. Con cada inspiración me daba cuenta de que la respira

DÍA 4

Conseguí dormir un poco y el hermano sol me despertó con sus dulces rayos matutinos. Pero mi cuerpo se negaba a obedecerme; parecía como si pesara el doble. Me quité las lagañas y me preparé para hacer las prácticas matutinas; me senté en el cojín y realicé las mismas que ayer. Aquel día parecía diferente, me descontaba más de lo normal. Mi mente se perdía en ensueños y me costaba hacerle seguir las respiraciones. Estaba seguro de que el cansancio corpóreo tenía algo que ver. Me cogió pasión de sueño y me metí otra vez en mi saco. ¡Qué bien dormí aquel ratito! Pero el cuerpo seguía como un ocho. Pensé: “Vamos a ponerle remedio; seguro que unas āsanas (1) no le vendrán mal”. Despejé el lugar y, como si a cámara lenta me moviese, empecé a estirarme y bostezar. Me senté en el cojín y preparé la clase de Yoga visualizando cada postura. En cuanto tuve la clase clara, procedí intentando que la mente no se dispersara. Después de escribir un poco las experiencias, hice una relajación. Por lo

DÍA 5

¡Qué bien me desperté! Todavía era de noche y no imaginaba qué hora debía de ser. Me senté en el cojín y me dispuse a concentrarme. Esta vez enfoqué la atención en el oído derecho. ¡Qué paz, Dios mío! No se oían ni los pájaros cantar. El silencio lo inundaba todo y me sentía como si estuviese sumergido en el agua. Qué felicidad.  Al cabo de un rato, un grato sonido apareció en el tímpano derecho; era como un murmullo, como un riachuelo que me hacía sentir más feliz. El sonido casi inaudible se apoderaba de mí… No sabía cuánto tiempo había pasado, pero diría que mucho. Aún era de noche y me dormí otra vez… La luz del sol iluminaba mi cara y los cantos de los pájaros me susurraban que me levantara. Me estiré, un par de bostezos y visualicé la clase de Yoga, la misma que ayer. Parecía que estaba algo entumecido; aquellas clases matutinas le iban de perlas a ese precioso cuerpo, gracias al cual podía saborear todos los placeres de la vida.  En mi opinión, es muy diferente gozar de l